¿Por qué la
calculadora en las aulas?
En nuestra
sociedad actual hay una variedad de estrategias de cálculo mucho mayor de las
que vivenen la escuela. La situación se ha invertido con respecto a algunas
décadas atrás: desde una escuela quepretendía difundir conocimientos de uso
social restringido a una escuela que sigue difundiendo conocimientossociales
casi fuera de uso y que no ha incorporado como objetos de enseñanza otras
prácticas sociales decálculo.Fuera de la escuela utilizamos con mucha mayor frecuencia el cálculo
mental, el cálculo estimativo y elcálculo con calculadora que los algoritmos
convencionales que hemos aprendido en la misma. ¿Por qué noenseñarles a los
alumnos toda esa variedad de estrategias y recursos de uso social actual?Actualmente
le pedimos a la escuela que enseñe conocimientos más amplios que el dominio
dealgunas técnicas. Es responsabilidad de la escuela formar sujetos capaces de
resolver problemas, de tomardecisiones, de producir estrategias propias, de
comparar y apropiarse de estrategias pensadas por otros, deanticipar y
controlar los resultados a los que arriba, de controlar los recursos que
utiliza, de realizar prácticasmatemáticas, etc. En el terreno del cálculo la
escuela precisa difundir - además de los cuatro algoritmosconvencionales - una
gran diversidad de recursos. Entre ellos: conocer y comprender procedimientos
decálculo escrito algorítmico que se usan en otros países y que son tan
económicos como los que conocemos,conocer y usar formas diversas de registrar los
pasos intermedios que se realizan en los cálculos máscomplejos, dominar
estrategias de cálculo estimativo o aproximado, resolver una gran variedad de
cálculosmentales orales o escritos y también resolver cálculos y problemas con
la calculadora.
Proponemos
reemplazar la actividad mecánica y casi “mágica” de los cuatro únicos métodos
por unavariedad de recursos que necesariamente involucran la complejidad de los
conocimientos matemáticosimplícitos en cada operación. Es decir ampliar el
objeto de estudio “cuentas” a un abanico más amplio de recursos de cálculo
apuntando a que los alumnos comprendan las razones que subyacen a las técnicas
y laspropiedades que esconden las prácticas mecánicas.No hay duda de que los
niños precisan un cierto dominio de técnicas de cálculo tanto porque
éstastienen su campo de utilidad como porque intervienen en la construcción del
sentido de las operaciones. Perotambién es importante que los alumnos mismos
sean capaces de establecer los límites de utilización de cadaestrategia, técnica
o instrumento.Dominar una variedad de estrategias de cálculo permitirá a los
alumnos seleccionar la másconveniente de acuerdo a la situación y a los números
involucrados y utilizar una estrategia como modo decontrol de otra.
La calculadora
permite abordar también un tipo de práctica anticipatoria. En muchos casos
losproblemas que se les proponen a los alumnos les exigen anticipar el
resultado y la calculadora es el medio deverificación de los mismos. Esta
actividad anticipatoria es una de las principales prácticas matemáticas que
seintenta enseñar en la escuela y cuya importancia reside en que la
anticipación es justamente aquello queotorga potencia a la matemática misma.
Los conocimientos matemáticos permiten conocer la respuesta aproblemas no resueltos
empíricamente, es decir a sucesos aún no realizados o bien realizados en otro
tiempoy en otro espacio. La calculadora, lejos de convertirse en una
herramienta que impide pensar por sí mismos alos alumnos, tiene una enorme
potencia para instalar prácticas anticipatorias y de control. Lógicamente,
tododepende de las decisiones didácticas que se adopten.
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